Riesgos laborales derivados de la exposición a agentes físicos

Riesgos laborales derivados de la exposición a agentes físicos

Hace un mes hablamos de los Riesgos laborales derivados de la exposición a agente químicos; en este artículo vamos a explicar los riesgos que existen con respecto a los agentes físicos.

El primer agente del que vamos a hablar es el ruido. El ruido se define como aquel sonido molesto y no deseado que dificulta conseguir nuestros objetivos. La diferencia entre ruido y sonido depende de cada persona, por lo que es una clasificación muy subjetiva. En todo caso, el ruido puede causar daños auditivos si su volumen supera los 80 decibelios (dB) de manera interrumpida durante una jornada laboral de 8 horas, lo que se denomina Nivel de Presión Sonora Equivalente Diario.

Las medidas preventivas contra el ruido pueden ser: eliminar o aislar la fuente del ruido, insonorizar techos y paredes y usar protecciones personales como orejeras.

Otro agente físico a tener en cuenta es la vibración, que es la oscilación de partículas y el trabajador/a actúa como receptor de energía mecánica. Puede producir mareos, problemas en el oído interno, en extremidades y articulaciones, etc. Por ello hay que evitar herramientas y máquinas vibradoras, y en el caso de tener que utilizarlas, que estas tengan un diseño ergonómico y que amortigüen las vibraciones.

La iluminación es otro factor muy importante a tener en cuenta. Una iluminación deficiente puede derivar en problemas oculares como fatiga visual, dolor de cabeza o incluso en accidentes laborales muy graves. Lo más recomendable es trabajar bajo luz natural y contar con elementos como persianas que nos ayuden a regularla.

En algunos ambientes de trabajo es posible que se emitan radiaciones, es decir, energía en forma de ondas electromagnéticas o partículas. Los efectos sobre la salud son muy diversos: la radiación ultravioleta puede producir problemas en la piel y conjuntivitis, la radiación infrarroja puede producir daños oculares irreparables, las microondas son peligrosas por su alta capacidad de calentamiento y la radiación láser puede destruir los tejidos. Por ello es importante controlar las fuentes de dichas radiaciones y contar con ropa y complementos protectores.

En el artículo anterior Trabajar con calor: cómo afrontar la jornada laboral en verano ya contamos cómo trabajar en condiciones de altas temperaturas; si en cambio tenemos que trabajar en condiciones de frío, hay que tener en cuenta que se puede producir una disminución de la circulación sanguínea periférica y otros problemas, que pueden derivar en una disminución de la habilidad manual, congelación de algunas parte del cuerpo y fallo cardíaco. Es recomendable por tanto utilizar una ropa adecuada y limitar el tiempo de permanencia en condiciones frías.